El Ceeic impulsa 45 empresas al año, alcanza su pleno rendimiento y facilita la creación de 100 empleados

El vivero, dependiente del Instituto de Fomento, atraviesa uno de sus mejores años tras la crisis, con una plena ocupación y lista de espera.

Antonio Jesús Bermúdez, un emprendedor de 28 años, es consciente de que para triunfar en el mundo de la empresa es preciso innovar. Eso es precisamente lo que pretende con Arteber, un negocio con el que quiere darle la vuelta al mundo de la publicidad y del marketing. Lidera a un grupo multidisciplinar de diseñadores, artistas y expertos en comunicación que quiere vender los productos de las empresas que les contraten desde una óptica diferente. El ingenio y la creatividad son sus mayores exponentes. Él pertenece a la última hornada del programa ‘Smart I4.0’, una de las iniciativas que desarrolla el Centro Europeo de Empresas de Innovación de Cartagena (Ceeic), ubicado en Cabezo Beaza, dirigido a ayudar a jóvenes desempleados, estudiantes de últimos cursos y universitarios de perfil técnico, cómo hacer realidad su idea de negocio.

La mayoría de las empresas que salen de este centro son de base tecnológica, como la de Bermúdez, que utilizará la realidad aumentada para enseñar sus productos. Es una plataforma que destinará el 10% de sus beneficios a fines sociales.

 

La idea de este nuevo empresario es crear empleo en un futuro. De momento su sede es una sala compartida del Ceeic, la cuna de empresas y empleo en Cartagena. Tanto es así que solo el año pasado comenzaron su andadura 51 nuevos negocios, la mayoría de ellos relacionados con el uso y la aplicación de las nuevas tecnologías. Gracias a ellos se crearon 71 puestos de trabajo, según los datos ofrecidos por el coordinador de proyectos del vivero de empresas, José Carlos Martínez.

Las entidades creadas en esta institución tienen un indice de supervivencia del 75% en su tercer año

El éxito de este nido de emprendedores, dependiente del Instituto de Fomento (Info) de la Consejería de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente, radica en que cada proyecto que llega se mima al máximo hasta convertirlo en realidad, «siempre y cuando haya posibilidades de éxito», advirtió García. Las empresas ubicadas en el Ceeic tienen un índice de supervivencia tras el tercer año superior al 75%, lo que supone invertir la tasa de fracaso empresarial en el ámbito nacional.

SERVICIOS COMPARTIDOS

Muchos de los negocios que salen de sus paredes emigran, pero otros se quedan. Actualmente el centro ya está al 100% de su ocupación. Incluso ya hay lista de espera para alquilar módulos, concretamente, los de 20 metros cuadrados. Los tienen, además, de 50 y de 100, en régimen de alquiler y adaptados a las necesidades específicas de los empresarios. Además, disponen de un salón de actos, salas de reuniones y aulas de formación y otros servicios como fax y fotocopiadora, entre otros, «que permiten ahorrar ciertos costes a los que empiezan», añadió el coordinador de proyectos.

La imagen que presentan estas instalaciones, en cuanto a ocupación se refiere, es similar al del resto de centros de empresas que hay en Cabezo Beaza, donde la mayoría están rozando el lleno. «Lo elegimos por las sinergias que logramos con el resto de empresarios; por sus servicios; y por la formación que nos ofrecen», indicó el gerente y fundador de la empresa Próxima Consultoría, Antonio Salvador García. Este empresario de 51 años perdió su trabajo al cerrar la empresa en la que trabajaba y entonces decidió montar la suya propia, dedicada, entre otras muchas cosas, a ayudar a implantar en los negocios el uso de las nuevas tecnologías, para mejorar los sistema de gestión y de producción. Empezó hace tan solo dos años él solo y ahora ya tiene a cinco empleados. «Cada vez se animan más empresas a implantar la Industria 4.0. Cuesta un poco, pero al final resulta rentable», señaló.

Un número similar alcanzan en Drónica, ubicada en el vivero desde hace tres años y dedicada «al análisis avanzado de imágenes tomadas con drones (aviones no tripulados) y a la teledetección. «Convertimos las imágenes en datos, en mediciones que traducimos en información valiosa para nuestros clientes», explicó uno de los socios, Jorge García, de 31 años. Trabajan para el sector industrial, el audiovisual y el agrícola. Empezaron tres empleados y ya son cinco, más una sexta persona en prácticas.

 

IMPRESORAS 3D

«Aerotransportamos sensores en drones y aportamos valor añadido en los campos de la agricultura, en topografía y cartografía o en la realización de inspecciones termográficas para distintos sectores», contó García, en su despacho y taller del Ceeic.

Igual de tecnológica es la de Fernando Torres, de 32 años, uno de los trabajadores de IA Manufacturing, nacida de la nada. Después de casi un año ya tiene un equipo multidisciplinar proveniente de sectores como la publicidad, la museografía, la arquitectura y la ingeniería de producto, entre otros sectores. A través de sus impresoras 3D (tres dimensiones), fabrica piezas en cualquier tipo de plástico o metal. Las hace a medidas, y elabora prototipos, series y maquetas. En su módulo tiene una de la planta de lubricantes de Escombreras, Ilboc, y otra de Repsol, a través de las cuales, y usando un sistema de realidad virtual, se pueden visitar.

Asier Álvarez, de Fluid 3D, también se metió en el sector de la fabricación de piezas en tres dimensiones. Con solo una foto o a través de un dibujo es capaz de producir cualquier pieza. Entre las que ha hecho están unos adaptadores para dermatoscopios en móviles, que le encargó el Servicio Murciano de Salud (SMS). Recaló en el centro de emprendedores «por las facilidades que dan, por sus servicios y porque me ayudaron en todo a la hora de montar la empresa», contó. Espera crear puestos de trabajo en un futuro cercano. De momento, tiene a un joven estudiante de Mecatrónica del Instituto Politécnico, Alberto Martínez, haciendo prácticas. «Es una oportunidad para conocer de cerca el sector donde me quiero mover profesionalmente», explicó.

No todo son empresas tecnológicas en el Ceeic. Antonio Martínez, de 28 años, ha montado la Escuela de Vela Dos Mares Wind. Desde el Ceeic y a través del ‘Smart I4.0’ le han ayudado a enfocar su negocio hacia un sector de clientes específico. Pretende trabajar todo el año: en invierno «espero captar a los turistas europeos, que llegan cada año a La Manga; en abril y mayo, a los colegio; y en julio, agosto y septiembre, a los veraneantes».

Fuente: https://www.laverdad.es/murcia/cartagena/ceeic-impulsa-empresas-20180723003433-ntvo.html